A finales del
siglo XIX y comienzos del XX, surge un deseo de renovación literaria basado en
el rechazo al Realismo y al Naturalismo (espíritu del Fin de Siglo), el cual se
ve reflejado en la aparición de nuevos movimientos literarios: el Modernismo y
la Generación del 98.
El Modernismo es un movimiento originario
de Hispanoamérica, influenciado por el estilo literario de grandes poetas
franceses como Charles Baudelaire (autor de Las flores del mal), Paul
Verlaine o Rimbaud. Sus principales características son el rechazo de los
valores de la sociedad burguesa, lo cual se ve reflejado en la aparición de las
figuras del bohemio y el dandi; el esteticismo, la búsqueda de la belleza como
fin; el irracionalismo, antipositivismo y ocultismo, gracias a la influencia de
filósofos como Kierkegaard, Schopenhauer o Nietzsche; el hastío y el vacío
existencial; y el deseo de evasión de una sociedad decadente, prosaica y
mediocre, por lo que se recurren al escapismo y a la creación de espacios
fantásticos, míticos e imaginarios (cuentos de hadas, la América precolombina,
París, Versalles, China, Japón ...).
En cuanto a los
rasgos lingüísticos, los autores modernistas emplean un abundante simbolismo
(azul, cisne, animales y flores exóticas...), frecuentes referencias
sensoriales y un léxico inusual (esdrújulas, arcaísmos, cultismos...). Los
poetas adaptan las innovaciones métricas de los autores franceses (versos
alejandrinos, abundantes figuras literarias...).
El poeta
nicaragüense Rubén Darío es el principal representante de la lírica modernista
hispana, sus obras principales son Azul... , Prosas profanas
(donde encontramos su célebre "Sonatina") y Cantos de vida y
esperanza. En España, destaca la colección Claves líricas de Valle-Inclán,
el poemario Alma de Manuel Machado, la colección Soledades, galerías
y otros poemas de Antonio Machado, donde el poeta emplea un estilo
intimista y autobiográfico con abundante simbolismo, y las obras de la etapa
sensitiva de Juan Ramón Jiménez, como Almas de violeta. Por último, en
narrativa destacan las cuatro Sonatas de Valle-Inclán.
En España, el
Desastre del 98, la pérdida de las últimas colonias, genera una visión
pesimista y decadente de la nación y de la sociedad. La Generación del 98 está formada por un grupo de escritores que
comienzan a publicar durante el cambio de siglo manifestando la necesidad de
realizar una reforma política y social, influenciados por el Regeneracionismo
de Joaquín Costa, y que comparten un deseo de renovación literaria. Los temas
principales de la Generación de 98 son el hastío y la angustia existencial, el
tema de Dios (conflicto entre el deseo de fe y la razón), el paisaje y las
gentes de castilla (intrahistoria), la crítica social (corrupción, caciquismo,
atraso, catolicismo…), la historia y la literatura española, y la dialéctica
entre el nacionalismo y el europeísmo.
Los autores
noventayochistas llevan a cabo una renovación formal del lenguaje basado en la
superación del Realismo y del Naturalismo: Azorín emplea una prosa
impresionista, Valle-Inclán, el esperpento, y Antonio Machado, un abundante simbolismo.
Se recupera también el lenguaje arcaico de los pueblos.
La Generación
del 98 tuvo su máxima expresión en la narrativa. Las características de la
novela noventayochista son la abundancia de digresiones filosóficas y
existenciales en una trama débil y con poca acción, la presencia de
descripciones subjetivas e impresionistas del paisaje, el uso abundante del
diálogo y la presencia de personajes con poca relevancia en la trama y el
predominio de protagonistas abúlicos, apáticos y nihilistas.
Los principales
autores noventayochistas son Azorín (José Martínez Ruiz), Miguel de Unamuno,
Pío Baroja y Ramón Mª del Valle-Inclán. En la obra narrativa de Azorín, se
refleja su obsesión por el paso de tiempo y su concepción cíclica de éste.
Destacan sus obras: Diario de un enfermo, su trilogía protagonizada por
Antonio Azorín y su colección de textos Castilla. En sus obras, Pío
Baroja emplea dos tipos de personajes: abúlicos (Andrés Hurtado) y de acción
(Martín Zalacaín). Destacan sus obras Zalacaín el aventurero (trilogía Tierra
Vasca), Camino de perfección (trilogía La vida fantástica) y El
árbol de la ciencia (trilogía La raza). En cuanto a la obra
de Unamuno, destacan sus novelas Niebla y San Manuel Bueno, mártir,
donde se refleja el conflicto entre el ansia de fe y la razón. Y por último, en
la obra narrativa de Valle-Inclán, destacan su trilogía sobre la guerra
carlista, su novela de dictador Tirano Banderas y El ruedo ibérico,
donde noveliza la historia de España, desde la caída de Isabel II al Desastre
del 98, de forma esperpéntica.
Por otro lado,
en poesía, destaca la obra de Antonio Machado Campos de Castilla, donde
refleja el paisaje y las gentes de Soria, y sus Nuevas Canciones.